raro como la gente

miércoles, junio 28, 2006

errando entre Brian Kinney, Judith Butler y Anthony Burgess

Nada, o casi nada, es casual en esta vida. Tampoco este blog. Tal vez la existencia misma del blog no responda a nada en particular, pero sí sus contenidos. Por más tontos que parezcan siempre son por algo, no? Muchos me preguntaron el por qué del nombre, pero no tantos se detuvieron en los elementos paratextuales y evidentemente referenciales que hay en él. Las citas y los subtítulos tampoco son casuales.
Tengo una amiga que sí encontró algo llamativo en todo eso. No podía ser otra que ella la que me preguntara el cómo, el dónde y el por qué de las cosas. Ella siempre tiene un libro bajo la manga, siempre encuentra algún autor al que hacer referencia y aunque eso se lo atribuya a la casualidad, insisto en que en todo hay algo causal. Por ejemplo, si ella no hubiera leído Cuerpos que importan de Judith Butler, no me hubiera preguntado sobre la teoría queer y yo no estaría escribiendo nada de esto. Mi amiga es de esas personas que no leen por leer, es de esas personas que son todo lo que han leído. Recuerdo la primera vez que la vi sentada frente a un libro, con un lápiz en la mano. Tiene una marca particular para destacar aquello que más le importa, tiene su propio código de referencias. Así puede volver a recorrer el camino de la lectura, pasando por los principales mojones. Es el tipo de personas para las que un libro seguirá siendo siempre un tesoro insustituible…

¿Por dónde empiezo?

raro como la gente / queer as folk
Yo soy raro. Todos lo somos (hasta el cuarteto de nos). Eso no está en discusión. Todos somos raros si nos comparamos con alguien. No creo que haya más o menos raros. Todos distintos, por suerte.
Todo lo que he visto o leído, de alguna manera también va dejando una marca en mí; a modo de ejemplo, raro como la gente que es la traducción literal del título de una serie que últimamente me ha cautivado, Queer as folk. Esta, a su vez, es una expresión inglesa bastante antigua y en desuso (as queer as folk, refiriéndose a que alguien es tan raro como el resto). Me prestaron la colección en dvd de la versión americana de la serie, lo que me llevó casi a una indigestión producto de una panzada televisiva en un fin de semana plomizo de junio. Como pasa muchas veces en estas ocasiones el dvd no cuenta con subtítulos por lo que sólo hay dos opciones, verlo en un cerrado inglés americano o bancarse un doblaje plagado de eufemismos (esos donde toda grosería es traducible y simplificada como “joder”). Opté por la segunda. Supongo que se pierden algunos toques de comedia, pero a cambio uno puede divertirse a lo grande con todos esos términos foráneos que poco se ajustan a nuestro dialecto. Y ni que hablar de la entonación. Ahí está el quid de la cuestión. En la secuencia de títulos una suerte de mexicano dice en un tono que se pasa de dicharachero “raaaaaro como la gente”. Me da gracia cada vez que lo pienso. De ahí, el nombre de este blog.
Queer as folk es la historia de un grupo de amigos homosexuales de Pittsburg, sus relaciones, sus carreras, sus historias de amor y ambiciones. Supongo que una crítica (de esas que pone estrellitas) la calificaría como una comedia dramática (si de algo podemos estar seguros es de que no se trata de un thriller psicológico). Creo que el logro está en contar las historias de forma descarnada, sin vueltas y hablando de lo que hay que hablar.

teoría queer
Es evidente, a la luz de su contenido, que el título de la serie tiene un doble sentido de la palabra queer. Raro es ahí más bien sinónimo de “rarito”, pero también de extraño. Queer, así entendido, es sinónimo de gay.
Aquí es donde la teoría queer hace su aparición causal.
Mi amiga me preguntó si la teoría sobre los géneros de Judith Butler, tenía que ver en esta decisión cuasi política de utilizar el término queer en su versión inglesa. Y supongo que algo de eso habría, así como el interés por respetar las expresiones en sus lenguas originales.
La teoría queer, a grandes razgos, afirma que la identidad sexual o de género de las personas es producto de una construcción social y que, por lo tanto, esta no está sujeta a categorías biológicas, sino a formas de desempeñar los papeles sexuales en la sociedad. Esta teoría acunada por el feminismo, se convirtió en el caballito de batalla de los movimientos gay lésbicos. Cualquiera de estos movimientos, creo, fueron demasiado radicales, tergiversando las teorías y contradiciendo en la práctica lo que ellos mismos promulgaban. Así, esta teoría, intenta romper las barreras de las restricciones de género y sexo de una sociedad, considerándola cosas distintas, pero que van de la mano y reivindicando las construcciones identitarias. Entonces, el término masculino y femenino, homosexual y heterosexual sólo puede entenderse en función de nuestro constructo social y considerar que estas categorías son universalizables sería caer en un error antropocentrista. De todas formas no quiero hacer teoría sobre la teoría, eso sólo termina deformando la información y generando nociones abstractas y confusas.
Como diría Foucault, todo pensamiento tiene una geografía y una edad… pensamos en función de nuestro aquí y ahora… quién sabe que dirán dentro de veinte años (o veinte semanas) de todo esto.

tan raro como una naranja mecánica / as queer as a clockwork orange
La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick (basada en la novela homónima de Anthony Burgess) es, a mi entender, una de las películas más brillantes de la historia del cine. Alex, su protagonista, también es queer, a su manera.
El título alude a las respuestas condicionadas del protagonista a las sensaciones de maldad, que coartan su libre albedrío. Alex se convierte en un hombre programado.
Las naranjas mecánicas no existen, obvio, excepto en el habla de las clases populares inglesas, donde la expresión as queer as a clockwork orange (ser tan raro como una naranja mecánica) quiere decir ser extraño hasta el límite de lo extraño. Y así somos todos, raros, extraños... y el límite de nuestra rareza está donde comienza la rareza del otro. Eso, no debería extrañarnos, ni resultarnos casual.

viernes, junio 23, 2006

see that girl, watch that scene


you can dance, you can jive, having the time of your life
see that girl, watch that scene, dig in the dancing queen

friday night and the lights are low
looking out for the place to go
where they play the right music, getting in the swing
you come in to look for a king
anybody could be that guy
night is young and the musics high
with a bit of rock music, everything is fine
youre in the mood for a dance
and when you get the chance...

you are the dancing queen, young and sweet, only seventeen
dancing queen, feel the beat from the tambourine
you can dance, you can jive, having the time of your life
see that girl, watch that scene, dig in the dancing queen

miércoles, junio 21, 2006

karaoke



words are flying out like endless rain into a paper cup they slither while they pass they slip away across the universe pools of sorrow, waves of joy are drifting through my open mind possessing and caressing me jai guru de va om nothing's gonna change my world nothing's gonna change my world
images of broken light which dance before me like a million eyes that call me on and on across the universe thoughts meander like a restless wind inside a letter box they tumble blindly as they make their way across the universe jai guru de va om nothing's gonna change my world nothing's gonna change my world
sounds of laughter shades of earth are ringing through my open views inciting and inviting me limitless undying love which shines around me like a million suns it calls me on and on across the universe jai guru de va om nothing's gonna change my world nothing's gonna change my world
across the universe (The Beatles)

martes, junio 13, 2006

la primer rareza


Escribir el primer post de un blog debería ser como escribir la primera página de un libro, uno debería saber cuál será la siguiente página, qué pasará en el primer y segundo capítulo, cuál será el desenlace y cómo será el final. Pero no.
En este caso parece más uno de aquellos libros de “elige tu propia aventura”, donde el lector podía jugar una y otra vez a ser Dios, definiendo el destino del personaje de turno. Pero aquellos libracos que tanto estimularon mi lectura a muy temprana edad hoy han sido sustituidos vilmente por el play station que te permite lo mismo, pero mejor (igual pero diferente diría al publicidad del Punta Carretas). Sustitución tan caprichosa como la que han sufrido los triviales diarios íntimos a manos de este tipo de prácticas, totalmente públicas y aún más frívolas, si se quiere.
El punto es que lo que hoy comienzo a escribir puede tomar giros insólitos o llegar a su fin al dar vuelta la página (si la hubiera) en el momento más inesperado, o incluso puede ser reconstruido por cualquiera que ingrese al dominio y lea aleatoriamente lo que le venga en gana. La sola idea de la desfragmentación espacio temporal del relato mete miedo. Supongo que la posibilidad de deconstrucción implica que no haya una consecución en el tiempo y eso me deslinda de la terrible responsabilidad de mantener linealidad alguna. Hay algo de lúdico y catártico en todo esto que te hace no pensar en el sentido de lo que se escribe y escribir no tiene otro cometido que la simple liberación del inconsciente (en este caso el inconsciente soy yo).
Me pregunto a dónde irán a parar todas estas cosas cuando ya ni yo mismo las lea. En qué lugar del ciberespacio quedarán el día en que alguien decida dar de baja el blogger.